lunes, diciembre 04, 2006

Pax in anima

09/09/2006....buscando...


Sé que siempre vas a estar. Sé que tu omnipresencia ocupará la oquedad de mi alma hasta el fin de la eternidad. Esa certeza me acompañará toda la (poca) vida que me quede.

Nunca sonará Orff sin recordarte. Ni miraré las estrellas sin ver esa, que elegimos una vez. Cada vez que esté sentado es una escalinata, tú vendrás a sentarte a mi lado.

Pero es hora de que me dejes ir. Es hora de que mire adelante, que deje la cara de Janus y solo use la mía, como me fue dada, con ojos hacia delante. Ojos que supieron ver y recorrer tu belleza, tu alegría y tu compañía, pero que ahora deben, necesariamente, ver otras cosas.

Nunca te irás. Pero es bueno que descanse mi mente de ti. De llenar con tu recuerdo cada noche, cada día, cada tristeza y alegría. De pensar siempre que querría compartir una u otra contigo.

Es hora de volver a ser yo.

Y este inmenso pequeño mundo un día nos hará cruzarnos en la misma vereda. Tú con quien te alegre, yo conmigo mismo. Y quizás me mires, y quizás me recuerdes. O tal vez solo sea un olvido más, y ni de mi nombre traigas evocación. Pero sé que sonreiré, feliz, porque eres parte de mi, pero he superado esta porción de mi vivir.

Como dice esa maravillosa canción”te digo adiós, y acaso te quiero todavía”. Pero es imperioso, necesario e imprescindible decirte adiós. Esta mochila ya ha pesado mucho en mi alma. Quizás, por su carga, he dejado pasar buenos momentos. Quizás me ha salvado de algunos malos. Nunca lo sabré. Solo sé que pronto habré dado una vuelta más a esta estrella, y ya son siete desde que te ví bajando una escalera.

Preciso esa paz en mi alma.

Es hora. Vamos.

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