lunes, diciembre 04, 2006

Atardecer

El 10/03/2006 escribi:

Cae la tarde.

Ese momento mágico,

de contraluces,

de sombras a medio hacer.

Afuera el sol va hundiéndose en el mar,

mientras lo veo desde tu ventanal.

- ¿En que pensás? – es tu pregunta.

- En nada en particular. O en todo, que se yo. En que a nosotros nos pone tristes un atardecer, y a otros ese mismo atardecer les marca el comienzo del nuevo día, al oro lado del mundo. Pavadas.

- No te creo. Vos no sos de divagar sin razón ni rumbo.

- ¿Por qué no? Me idealizás demasiado. Solo soy un hombre más, entre seis mil millones y medio.

- No, no sos uno más. Sos el que elegí para compartir mi vida.

¿Qué más le puedo decir? Mientras me abraza, sigo mirando ese sol que cambia, de amarillo pálido a naranja, guiñándome detrás de una nube.

- ¿Un mate?

Tomo la folklórica calabacita que me pasa,

mientras mi mano acaricia la de ella al agarrarlo.

Es tan suave su piel,

tan alegre su voz,

que llena no solo mis oídos,

sino que llega hasta mi alma.

¿Agradecer a quién?

¿A ella? ¿A la suerte?

¿A Dios?

Le devuelvo el mate.

Sigo mirando esa lejanía.

Sigo ensimismado

con la mente

simplemente en blanco.

Que raro.

Siempre es un escándalo esta cabeza mía.

Pero hoy hay tranquilidad.

Hay paz.

Hoy tengo tiempo

hasta para mirar una puesta de sol desde su ventana.

- ¿Por qué yo?

- No te comprendo – respondés.

- ¿Por qué tengo esta suerte que estés conmigo?

Buscás la respuesta

veo esa brillante mente

dar vueltas sobre el tema.

- No se. Por vos. Por como sos. Por todo y por nada en particular. Si tiene explicación, no es amor, dicen por ahí.

Otra vez el silencio

respetuoso tuyo

mientras sigo mirando hacia afuera

Me abrazas desde atrás

siento tu pelo,

una cascada viva y marrón,

caer en mis hombros

- Gracias, linda.

- No seas tonto. No se agradece. Se corresponde.

- Tantas veces lo dije... y por una vez, me lo aplican a mi

Río

Ríes.

Y daría todo porque este atardecer

este momento mágico

dure una eternidad

No hay comentarios.: